martes, 11 de octubre de 2016

Desayuno: ¿tan importante como se dice?

Seguimos con nuestra serie de artículos englobados en la etiqueta #CULTURAnutricional con los que pretendemos dar a conocer las razones de algunas afirmaciones que se escuchan una y otra vez cuando se habla de alimentación sana y buenos hábitos.

Hoy es el turno del desayuno: nuestra primera comida del día. 



Cuando era pequeña me inquietaba mucho saber que algunos de mis amigos en el colegio no desayunaban nada antes de salir de casa. Llegaba a angustiarme porque no podía imaginar lo cansada que yo me sentiría si no desayunase alguna mañana.
Con el tiempo me di cuenta de que era una costumbre tristemente extendida. 

Se dice que el desayuno debe ser la comida más importante del día. ¿Por qué? ¿Qué hace de cierto en eso? Veámoslo: Como su propio nombre indica supone un DES-AYUNO, es decir: haciendo esa primera toma terminamos con el ayuno que impone la noche. Si cenamos a las 21:30 y nuestro despertador suena a las 07:00 habremos pasado más de ocho horas sin probar bocado. 

Y aunque algunas personas confirmen que no tienen apetito al despertar, lo que sí que tendrán es “necesidad de comer algo”. (Si es tu caso, te recomendamos despertar un poquito antes para ir abriendo boca, con el tiempo no podrás vivir sin tu desayuno.)


El desayuno debería aportar el 19% de la energía total del día. 
O sea, si una persona necesita tomar 2000 calorías cada día, el 19% de ellas tendrá que tomarlas en el desayuno: hablaríamos de unas 380 destinadas a la primera toma de la jornada. 
(Un detalle que me gustaría mencionar: una pieza de bollería tipo raqueta, palmera, dos donuts, dos magdalenas, un croissant, aportan entre 600 y 400 calorías. Ojo al dato. Por eso, además de por su contenido en grasas saturadas, trans y azúcares simples, se dice que hemos de tomar estos alimentos solo ocasionalmente.)


Un desayuno estructurado, equilibrado y variado tendría que tener 3 elementos: un lácteo, un cereal y una fruta. Así de fácil, así de sencillo. 

Si os apetecer ver los pedazos desayunos que se marcan las chicas y chicos del #equipoALEA, pasáos por nuestro instagram (una vez allí buscad el hashtag #equipoALEA y dejáos sorprender): 

La variedad es ¡enorme! Os dejo a continuación una tabla con algunas ideas que podéis combinar para hacer desayunos variados, equilibrados y muy ricos.

LÁCTEO
CEREAL
FRUTA
• Leche desnatada
• Yogur desnatado
• Queso bajo en grasa (en porciones, de untar, en tarrina…etc)

Podemos aderezar esto con:
café, té o infusiones, miel, azúcar o edulcorantes.

• Cereales
• Galletas
• Pan

Si pueden ser integrales, mejor. Pero ojo con las grasas saturadas, echad un vistazo a la etiqueta y comprad la variedad que menos grasas aporte. Ojo también a los azúcares siemples: cuantos menos, mejor.

Puedes aderezar esto con:
tomate fresco, un poco de aguacate, un poco de aceite de oliva, miel…etc.
Cualquier fruta que imagines, podrás tomarla.

 Mejor entera que en zumo.

Y si algún día va en forma de frutos secos, estupendo.


* Un apunte: ¿qué hay de esos desayunos que incluyen huevos, beicon y alubias guisadas? Sencillo: están orientados a personas que llevan una alimentación distinta de la mediterránea. Suele darse en países de habla anglosajona en donde es costumbre hacer un desayuno copioso, una comida muy frugal y una cena abundante. 
Ellos apuestan por tres comidas al día. 
Nosotros preferimos la tradición mediterránea, pensamos que casa mucho mejor con nuestras costumbres de vida, laborales y sociales.

El próximo día será el turno de las otras comidas menores: almuerzo y merienda.


¡Hasta pronto!





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