martes, 13 de mayo de 2014

Alimentos ecológicos VS Alimentos convencionales

AUTORA - RAQUEL LEÓN LARIOS
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos.

Cada día más presentes en las tiendas y supermercados, los alimentos denominados ecológicos son desde hace relativamente poco tiempo la revolución en la alimentación. Pero ¿sabemos qué son y que los diferencian del resto de alimentos? ¿son más sanos y más respetuosos con el medio ambiente?



Vamos a tratar muy por encima este tema tan en auge, en el que cada día se hacen nuevas afirmaciones. Lo primero, ¿por qué a ciertos alimentos se les denomina ecológicos?

Según el reglamento de la Unión Europea no 2092/91, la producción ecológica es un sistema general de gestión agrícola y producción de alimentos que combina las mejores prácticas ambientales, un elevado nivel de biodiversidad, la preservación de recursos naturales, la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal y una producción conforme a las preferencias de determinados consumidores por productos obtenidos a partir de sustancias y procesos naturales.

Este tipo de producción se basa en el uso de fertilizantes naturales (estiércol), la prohibición del uso de variedades de plantas y de animales  modificados genéticamente, no se permite el uso de agentes químicos sintéticos y se cultivan variedades de plantas que son más adecuadas y resistentes al medio donde van a desarrollarse; y en cuanto a ganadería se refiere se tiene en consideración buenas prácticas sobre el bienestar animal, permitiendo, por ejemplo, el acceso a zonas al aire libre y se cuida la alimentación para un desarrollo óptimo y saludable de los animales.

En cuanto al procesado y distribución, se pone de manifiesto el elevado gasto energético de la producción tradicional industrializada e intensiva de los alimentos y los problemas de contaminación ambiental, de forma que el objetivo de la producción ecológica es la optimización del uso de los recursos en el procesamiento y distribución.

Se dice que el gusto, el aspecto o el valor nutricional mejora en este tipo de alimentos.
Por ejemplo, se ha publicado que las patatas cultivadas mediante procesos ecológicos contienen más vitamina C respecto a las de cultivo tradicional; o que las frutas y verduras contienen más polifenoles, e incluso que algunos vinos procedentes de viticultura ecológica contienen más resveratrol que en aquellos vinos producidos convencionalmente.

Si bien se enuncian todas las bondades de este tipo de alimentos, existe también la otra cara de la moneda.

En contrapunto a lo natural, todo aquello producido mediante procesos sintéticos no tiene porque ser dañino para la salud. Para empezar, muchos de los alimentos que consumimos no se deberían denominar naturales, ya que hay variedades de frutas y hortalizas que consumimos hoy en día que provienen de la domesticación de las variedades originales, y dependen de que el ser humano las siga cultivando para su existencia.

Un ejemplo es el trigo que consumimos hoy, que no es el mismo que el silvestre, el cual se fue cruzando con otras variedades, y con ello modificando su perfil genético, para adecuarlo a un tipo de trigo más adecuado para su cultivo y con mejores características para su procesamiento y consumo. 

De este hecho hace ya miles de años, ya que los propios egipcios fueron los responsables del cultivo del trigo que tenemos hoy en día.


Otro aspecto es que los alimentos en los cuales se usan aditivos alimentarios permitidos por la legislación vigente son sometidos a controles de calidad y de dosis máximas permitidas para poder asegurar que su consumo no dañe  nuestra salud.

Si bien es cierto que han aparecido estudios que relacionan el consumo de determinados aditivos y una mayor probabilidad de padecer algún tipo de cáncer, pero casi siempre es debido al consumo de elevadas cantidades. Incluso, en los propios alimentos existen sustancias peligrosas para la salud, como por ejemplo, el ácido cianhídrico, presente en la almendra marga, la mandioca o el sorgo.

Y si hacemos mención a la calidad nutricional y sensorial de los alimentos convencionales también existe diferencia de opiniones. Hay frutas y verduras que se nos hacen insípidas al gusto o menos vistosas, pero es cierto que es relativamente fácil encontrar en casi cualquier época del año variedades impropias de las fechas en la que los compramos. ¿Quién no ha comprado en alguna ocasión tomates que apenas si nos saben a nada? Nos gustaría tener tomates en la tienda al poco tiempo de recolectarse, y si son de producción ecológica mejor, pero es que hasta los de producción ecológica, que se supone son los que recibiríamos de la huerta donde todo es natural, como se hacía antiguamente, son recolectados sin madurar para que durante el transporte hasta los puntos de almacenamiento y venta vayan madurando y no se echen a perder, lo que hace que ya no sepan igual que recogidos maduros. Y la legislación sobre productos ecológicos así lo modificó en su día para permitir recolectar antes del punto óptimo de maduración.

Si decimos que los alimentos de producción ecológica son más sanos también entramos en debate ya que se ha investigado y comparado los valores nutricionales de estos alimentos frente a los de producción convencional, concluyendo que no existe evidencia científica para decir que los alimentos ecológicos sean más sanos.


¿Y qué pasa con el medio ambiente? Se requieren mayores extensiones de terreno para obtener el mismo rendimiento que en cultivos tradicionales, lo que no es nada positivo para los bosques y espacios naturales, aunque sí es cierto que su tasa de contribución a la contaminación ambiental es menor, y el consumo energético en teoría también lo es, aunque se ha observado en algunos casos prácticos que en las producciones ganaderas, en cambio, las emisiones de CO2 han sido superiores a las de las explotaciones convencionales.


El uso de fertilizantes y materia orgánica para enriquecer los suelos cultivados mejora la textura, la capacidad de retención de agua y de nutrientes.

Entonces, los alimentos de producción ecológica, ¿son tan beneficiosos en general como nos quieren hacer creer? o ¿los alimentos de producción convencional son tan dañinos?

Lo que hay que tener presente es que dada la población mundial, mediante la producción ecológica, que tiene un rendimiento bastante inferior, no habría alimentos para todos. A parte, el precio de los productos ecológicos es más elevado que el de los convencionales, lo cual hace que tampoco todo el mundo se los pueda permitir. Una opción sería la disminución de consumo de carne, lo que disminuiría los cultivos destinados a producir piensos y alimentos para el ganado, menos emisión de CO2 y así también se podría reducir el número de explotaciones ganaderas de dudosa ética hacia las buenas políticas sobre bienestar animal.





Fuentes bibibliográficas
  • REGLAMENTO (CE) NO 834/2007 DEL CONSEJO de 28 de junio de 2007 sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos y por el que se deroga el Reglamento (CEE) no 2092/91
  • Web de la Junta de Andalucía. Ministerio de agricultura y pesca. Producción ecológica.
  • Web de Consumoastur. Documento sobre Alimentos biológicos.
  • “Los productos naturales ¡Vaya timo!” J.M. Mulet. Laetoli bolsillo.