¡Buenos días! Me llamo Jéssica Ramos Ribeiro y ya formo parte de ALEA. Es por ello, por lo que me gustaría presentarme de manera oficial, y así, nos vayamos conociendo :)
Como imaginaréis, soy “Dietista-Nutricionista” y me gradué en la Universidad de Valladolid, pero como siempre me ha apasionado el deporte, realicé unos años antes los estudios de “Técnico en Animación de Actividades físico-deportivas”, más conocido como TAFAD y tuve la suerte de poder estudiarlo en Salamanca, la ciudad que me vio crecer y donde resido actualmente.
Y ya que he comenzado a escribir, le he dedicado un poco de tiempo a una enfermedad que, posiblemente, sea de las más importantes, el cáncer. Espero que sea de vuestro interés y que sintáis que habéis aprendido un poquito más una vez hayáis terminado de leer este artículo.
ALIMENTACIÓN EN EL CÁNCER:
El cáncer es una de las enfermedades con mayor importancia dentro del área sanitaria, no sólo por su frecuencia si no por su morbi- mortalidad. Existen varios tipos de cáncer, varios tipos de tratamientos y, por ello, os queremos explicar un poquito cómo afecta la quimioterapia y cómo podemos sobrellevarla.
Suelen aparecer efectos secundarios en la alimentación aunque no todas las personas los presentan. No obstante, queremos informaros sobre los posibles cambios en el apetito, en el gusto, así como problemas en la analítica.
Cómo afecta la quimioterapia:
La quimioterapia es uno de los tratamientos utilizados frente al cáncer, el cual hace que haya ciertos efectos secundarios como el cambio en el apetito. Algunas de las causas por las que nos cambia el apetito pueden ser la sequedad bucal, la aparición de llagas en la boca, las náuseas o vómitos, incluso problemas dentales o en las encías…
Al tener menos ganas de comer, lo que ocurre es que se consumen menos calorías de las que el organismo necesita para cubrir las necesidades fisiológicas que necesitamos y entonces, ¿cuál es la consecuencia? Pérdida de peso. Esto es debido a que la nutrición que necesita el organismo está siendo insuficiente, ya que se están viendo modificados la energía, las proteínas, grasas e hidratos de carbono y además, el paciente, en este caso, necesita un aporte de calorías mayor de lo habitual con lo que esa restricción calórica se hace más importante.
Si se prolonga en el tiempo esa restricción de alimentos, poco a poco, comienza una malnutrición en el paciente oncológico, esta malnutrición asociada al paciente con cáncer, en su forma más severa, se denomina “síndrome de anorexia- caquexia”, donde la pérdida de masa muscular es mayor que la de grasa corporal. Pero si sabemos cómo hacerlo bien, podemos sobrellevar esta situación de la mejor manera posible para mantener nuestra alimentación y así, ¡nutrir el organismo de forma favorable!
Por ello, siempre tendremos en cuenta que es mejor coger un par de kilos mientras estamos en tratamiento, que perderlos, ya que tenemos que cubrir las necesidades del organismo en esta etapa de la enfermedad.
Algunos consejos para hacer que esta pérdida de apetito no nos pase factura pueden ser enriquecer los platos, para que, ése día que apenas tenemos hambre, el plato sea contundente y nos aporte buena parte de lo que necesitamos.
Algunos ejemplos sería echar un poquito más de aceite en las comidas, echarle huevo, queso, nata o leche a la sopa, al puré o a las cremas que se estén tomando habitualmente. Evitar los productos light o bajos en calorías, evitar alimentos que llenan pero aportan pocas calorías como las ensaladas, y si se toman, enriquecerlas con queso rallado, huevo, mayonesa, atún…, por último, si fuera necesario se puede recurrir a los suplementos dietéticos de nutrición enteral (para beber), de sabores ¡que están muy ricos! Y también comentaros que, si a las galletas tipo María le ponemos queso y membrillo, tendríamos un alimento que no llena mucho pero que tiene gran aporte energético.
Por otro lado, en caso de que se tenga apetito, pero el paciente se llene en seguida, lo mejor es hacer 6 comidas al día (frecuentes y de menor tamaño) y siempre que se tenga hambre, independientemente de las tomas habituales o convencionales a las que estamos acostumbrados socialmente.
Y ya, para terminar de hacerlo fenomenal, es preferible comer unas horas antes del tratamiento con quimioterapia, que después.
Como antes hemos indicado, también puede darse otro efecto secundario: cambios en el gusto. Parece que los alimentos saben menos, que los olores se perciben de una forma más sensible y por ello, el paciente oncológico modifica su ingesta. Muchos platos dejan de saber de la forma que sabían habitualmente, muchos olores parece que son más fuertes de lo normal, e incluso, a veces, pueden darse náuseas.
Es por esto por lo que aconsejamos utilizar todas las técnicas culinarias que queramos y condimentar la comida (moderando la sal y los condimentos muy grasos). Lo mejor que puede hacerse es utilizar, preferiblemente, condimentos suaves y aromáticos y dejaremos un poco más de lado los irritantes como ajo, guindilla etc., según tolerancia del propio paciente.
Por otro lado, pueden utilizarse edulcorantes como sacarosa, caramelo, miel…
También es importante tener en cuenta la temperatura en la que se encuentra el alimento, ya que lo mejor es mantenerlo templado ya que suelen darnos una menor saciedad, para que así, podamos comer un poquito más.
Y, por último, otro de los efectos secundarios debido a la quimioterapia: los posibles problemas en la analítica. Uno de los problemas más habituales es la insuficiencia inmunitaria, lo que conocemos habitualmente como bajada de defensas.
Es por eso que seguiremos tomando en nuestra dieta los alimentos como la carne, el pescado, los huevos (o tortillas), que aunque en esta etapa no nos apetezcan tanto, podremos enriquecerlos con salsas, queso, cremas etc.
Otro grupo importante a tener en cuenta es el de las frutas y verduras, que contribuirán a mantener las vitaminas y algunos minerales, para que así el paciente se encuentre mucho mejor. Enlazando con el primer punto, es aquí donde volvemos a hacer hincapié para estar bien nutridos y que, haciéndolo genial, es preferible que tengamos un poquito más de peso, que no todo lo contrario, ya que así se evitará esa posible malnutrición severa.
Por otro lado y como consejo un poco más fuera de lo habitual, podemos potenciar más las defensas con la toma de una planta llamada equinácea (“echinacea sp”) por lo que nos ayudará, ahora que el paciente está un poquito más bajo de defensas y puede resfriarse o tener gripe más fácilmente, a sobrellevar mejor esta etapa. Puede encontrarse tanto en herbolarios o tiendas especializadas en productos dietéticos, así como las secciones de dietética de los propios supermercados.
Esperamos que todos estos consejos os sirvan para que poco a poco, sepáis un poquito más y lo podáis poner en práctica siempre que lo necesitéis.
¡Hasta pronto!