Mostrando entradas con la etiqueta abandonar la dieta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta abandonar la dieta. Mostrar todas las entradas

martes, 13 de junio de 2017

¿Por qué abandonas tu dieta?

Buenos días, queridos lectores.

El tema de hoy surge gracias a muchos de vosotros que nos enseñáis cada día lo complicado que es hacer dieta y no tirar la toalla cuando uno se desanima. 
Hace unas semanas participamos en un artículo para la revista Objetivo Bienestar. En él hacíamos hincapié en un detalle importante: hacer dieta debería suponer un cambio de mentalidad
Para muchas personas la palabra dieta es sinónimo de "voy a alimentarme de otra manera para perder unos kilos. Y cuando los baje, me olvidaré de la dieta."

Pero la mentalidad sobre esa idea está cambiando poco a poco. La población es más consciente de que una buena alimentación es fundamental para mantener un buen estado de salud y peso óptimo.
Y es que DIETA significa "el conjunto de alimentos y cultura en torno a ellos que una persona sigue a diario".
Uno puede seguir una dieta basura, una dieta mediterránea o una dieta oriental. La manera en que nos alimentamos es nuestra dieta.

Por ello deberíamos darle un significado diferente (y mejor) al término en cuestión: cuando una persona se pone en manos de un nutricionista lo hace para mejorar su dieta = para mejorar sus hábitos  alimenticios :) 


Charlando con algunas personas al borde de tirar la toalla tras un tiempo a dieta con nosotros, todas ellas coincidían en que a veces el desánimo natural que todos sentimos en algún momento de nuestras vidas, les lleva a sentirse apáticos, sin ganas de hacer nada. 
Y ello les conduce a no hacer la compra, a no cocinar y a no alimentarse bien. Con lo cual sienten que han perdido el control y se desaniman tanto que deciden dejar la dieta para otro momento.



El desánimo de la vida puede venir de muchos frentes: problemas en el trabajo, problemas por no tener trabajo, problemas de familia y/o amigos, problemas personales...etc. La vida, por desgracia, no es un camino de rosas. Todos pasamos por etapas mejores y peores. 
Cuando nos toca una mala racha, el desánimo suele vencernos y acabamos sintiéndonos sin energía ni ganas de hacer nada.

¿Qué podemos hacer en estos momentos?
Pararnos a reflexionar. 
Os propongo hacer un pequeño ejercicio: anotad en un papel 5 razones por las que deseáis perder peso.
Esas serán vuestras armas positivas porque os darán fuerza para no tirar la toalla. Os recordaréis a vosotros mismos porqué hace un tiempo tomásteis la decisión de adelgazar.

Y, anotad en otro papel los 5 problemas que más os preocupen. 
Sobre estos debemos distinguir si los problemas que tenemos son cosas que podemos solucionar nosotros mismos haciendo un esfuerzo o bien, si no dependen de nosotros.
En este segundo caso, lo único que podemos hacer para no agobiarnos y sentirnos mal es interiorizar que no siempre podemos cambiar las cosas a nuestro alrededor y entender que hay situaciones que no dependen de nosotros. 
Sobre los problemas o trabas que encontréis que sí dependen de vosotros, tratad de pensar en positivo y dadle la vuelta a la tortilla. 
¿Que os da pereza cocinar? Pues buscad un momento del día para dejar cocinadas varias comidas y cenas. 
¿Que vais demasiado lentos en la pérdida de peso? Revisad si estáis haciendo cosas mal y corregidlas. (¡Sed sinceros con vosotros mismos!).



Recordad que casi ninguna decisión tomada en caliente suele ser la mejor. A veces nos dejamos llevar por las emociones y después, al verlo todo con perspectiva, nos damos cuenta de que habría sido mejor obrar de otra manera.
Si estáis pensando en dejar la dieta... parad unos minutos y pensadlo con calma. Llegaréis a la conclusión de que alimentaros bien y conseguir paso a paso un peso saludable, os hará más felices que dejarla aparcada.





 
Soy María Astudillo Montero 

Especialista en Nutrición y elaboración de dietas.
Miembro de la Sociedad Española de Diabetes 
de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
Dirijo este blog.
 Soy co-fundadora de ALEA. 






lunes, 6 de mayo de 2013

3 trucos tontos para seguir la dieta bien :)

Hola una vez más amig@s!!

Empezamos este Lunes día 6 de Mayo, como si fuera el comienzo del mes, pues tras varias semanas con días de fiesta entre medias, por fin comienza una etapa más normal, con días laborables normales :)
Nos quejamos de la rutina y de la mononía de nuestros días, pero cuando la perdemos nos sentimos un poco... perdidos. 
La rutina nos hace la vida más sencilla, podemos seguir con nuestras actividades, con nuestros horarios, con nuestros recados... Y con nuestra dieta :)

Hoy voy a contaros algunos sencillos trucos para haceros la vida dietil mucho más fácil. Espero que os ayuden!!


TRUCO Nº1:

Coge tu dieta, siéntate junto a una mesa y prepara una lista de la compra. 
Anota sólamente aquellas cosas que necesites de verdad.

Extras como unas pastas especiales por si vienen invitados los podrás comprar el mismo día que los recibas, y así te librarás de tener en casa ciertas tentaciones.






TRUCO Nº2:

Ve al súper mercado con el estómago lleno, parece una tontería pero realmente funciona!! 

Si vas con el estómago vacío, te aseguro que hasta tendrás ganas de comprar acelgas.








TRUCO Nº3:
(Para mi, un seguro de que harás la dieta al 100% y de que te alimentarás bien cada día)

Elige un día en el que tengas algo de tiempo disponible. 
Imagina: los Domingos a partir de las 19:30, ya estás en casa, preparando las cosas del lunes siguiente. ¿Por qué no invertir algo de ese tiempo para preparar o encaminar algunas de las comidas de los siguientes días?

Tupper con la salsa de los macarrones cocinado el domingo.

Te propongo cocinar al menos las comidas y cenas desde el Lunes hasta el Miércoles incluido.
Déjalas guardadas en un tupper en el frigo y así cuando llegues a casa, tendrás la comida y la cena preparada. 
Como mucho te faltará preparar un filete o cocer un poco de arroz. Pero lo gordo, lo tendrás listo.

  
Macarrones con atún y salsa de veerduras para el martes

Este gesto es muy positivo por varios motivos:

1. Tendrás sensación de control y te sentirás orgullos@ por seguir la dieta al pie de la letra.

2. No tendrás tentaciones de cenar o preparar otra comida distinta, poque si no comes lo que te toca, tendrás que tirarlo. Es una gran forma de obligarte a hacer las cosas bien.

3. Irás gastantado cada ingrediente de tu despensa, no se te pondrán malos. 

4. Te alimentarás de forma variada durante todos esos días.


A mediados de semana, saca otro ratito para meterte en la cocina, y termina de hacer al menos el Jueves y el Viernes. Si el Sábado es un día laboral para ti, te aconsejo que también cocines la comida del Sábado al menos. 
Como decía al principio de estre truco, tener las comidas y cenas prepararas es un seguro para hacer bien la dieta. 
Te aseguro que a penas tardarás un par de horas en preparar esas comidas y cenas, y cuanto más veces lo hagas, más fácil y rápido lo harás.


A simple vista pueden parecer tonterías o incluso puedes pensar que esto ya lo sabías... PERO, si te pones a hacerlo, te aseguro que encontrarás un montón de ventajas!! 


Ánimo para esta semana :) Tenemos por delante un mes de Mayo precioso, vívelo.






jueves, 25 de abril de 2013

Soltando el lastre de antiguas dietas y otros "peros"


AUTOR Rubén Pérez Elvira
Psicólogo



Los seres humanos somos perfectos anclándonos en el pasado. 
Algo debe haber de excepcional para que esto ocurra porque lo cierto es que lo hace en todos los ámbitos de nuestra vida. 
Quizás sea la seguridad de lo cierto, ante lo incierto del futuro, y es que desde luego el homo sapiens no está diseñado para ser tolerante con la incertidumbre.

Cuantas veces hemos aconsejado a algún amig@ sobre “olvidar un desengaño amoroso”, o le hemos animado a “pasar página por alguna vieja disputa”, o le hemos “insistido para que venga con nosotros a una cena de amigos prometiéndole que no sería como aquella última vez…”.

La forma en que el ser humano se enfrenta a su realidad está mediada por su interacción con el mundo, el futuro y el propio yo. De esta tríada, llamada tríada de Beck, parten, quizás, todos los filtros con los que cada uno de nosotros percibe la realidad y a través de los cuales organizamos nuestra actuación sobre ella.

En esta entrada nos centraremos en parte en el yo de la tríada de Beck.

A lo largo de nuestra historia vamos acumulando experiencia, experiencia de todo tipo, que no tiene porqué ser ni mejor ni peor, es tan sólo la nuestra. Pero poco a poco, esta experiencia nuestra nos va dando la base para interpretar la realidad que nos rodea y lo que nosotros haremos en ese medio, en esa realidad. Así, no significa lo mismo la palabra “mar” para una persona de Ribadesella (o cualquier otro pueblo costero) que para alguien de Guijuelo (o cualquier otro pueblo del interior). Las vivencias que cada uno de los habitantes de uno y otro pueblo han tenido referidas al mar son, con toda probabilidad,  muy diferentes, y de este modo la misma palabra evocará recuerdos bien distintos.

Pero bajemos a un nivel más cotidiano. Cualquiera de nosotros que haya ido una vez a la ópera y no le haya gustado, que haya ido por segunda vez con el mismo resultado, e incluso haya acudido por tercera vez sin diferencias en el resultado pensará que es algo poco divertido y no volverá, y sin embargo mucha otra gente disfruta de la ópera. Puede que en el primer caso se trate de alguien que ha tenido tan mala suerte que a las tres sesiones de ópera que acudió resultaron ser representaciones de óperas menos divertidas, más serias o más “duras”, casualidad o no esto habrá configurado sus conductas futuras relativas a la ópera. Esta persona habría establecido un filtro, sí, un filtro porque sólo deja pasar parte de lo que seguramente sea la ópera, y es a través de ese filtro por el que percibe la ópera como algo aburrido, y  desde esa percepción que ha generado programa su conducta en relación a la ópera (no volver nunca más)… Que experiencias tan distintas habrán tenido las personas del segundo caso, los amantes de la ópera, ¿verdad?.

Un motivo muy bueno, buenísimo, para no someternos a una intervención dietética es de hecho haber tenido ya experiencia con muchas dietas. Esto es lo mejor para aprender a no hacer dieta…haberla hecho muchas veces. Parece paradójico ¿no?, que el tener mucha experiencia con dietas nos haga más difícil hacerlas.

Claro, llegado cierto punto y tras mucho esfuerzo y poco rendimiento ya hemos aprendido que hacer dieta es pan para hoy y hambre para mañana, aunque a lo que estamos acostumbrados con las dietas es más bien a lo contrario: hambre para hoy y pan para mañana. De esta forma, nuestro filtro sólo deja pasar información del tipo “perderé peso ahora pero ya lo cogeré más adelante”.


Es este un lastre tremendo a la hora de aligerar nuestro peso: tener bien aprendido que la dieta es igual a esfuerzo pero no siempre a rendimiento.

Nuestro propio yo se ve atado a otros pesos que ralentizarán o pararán nuestro avance hacia la consecución de nuestros objetivos, en este caso nuestro peso ideal.

Todos tenemos un concepto de nosotros mismos que hemos ido creando a partir de la experiencia y de nuestra relación con nuestro medio. Este concepto se compone de lo que somos y percibimos que somos, y de lo que querríamos ser (y es cuando hay mucha distancia percibida entre ambos –lo que somos y lo que nos gustaría- cuando decimos que la autoestima no está en su sitio). Este concepto en ocasiones se forma de un modo espiral: “como hago esto soy esto….y….como soy esto hago esto”. Nos catalogamos nosotros mismos por nuestro comportamiento y puesto que tenemos un comportamiento nos catalogamos nosotros mismos, cerrando así una espiral que hace que no sepamos muy bien donde empieza lo que somos y donde termina lo que hacemos.


Con un ejemplo será más claro:
“Carlos acudió una tarde a su dietista, pensando en que debía hacer algo para comenzar a controlar su peso. Cuando realizaron la entrevista inicial, entre otras, cosas su dietista se interesó por sus hábitos de alimentación y deporte encontrando respuestas como:

-Nunca he hecho deporte.
-Anda, y por qué?
-Porque yo soy así.
-Cómo, cómo eres?
-Soy poco activo, siempre lo he sido, es mi forma de ser.
-Y por qué crees que has sido siempre poco activo?
-Pues porque no hago nada de deporte.”

Parece una conversación muy tonta pero podría ser real. Cuando le pregunta por qué no hace deporte responde que porque no es activo, y cuando pregunta que por qué no es activo responde que porque no hace deporte. Es decir, lo que es pregunta pasa a ser respuesta y viceversa. En este caso Carlos se habría autocatalogado (colocado una etiqueta) por su conducta para más tarde explicar su conducta por su etiqueta, o viceversa.


Las catalogaciones que hacemos de nosotros mismos y que pertenecen a ese concepto que tenemos de nuestro yo tienden a mantenerse muy estables por muchas razones, pero yo resaltaría un para de ellas:




1)      Si nosotros estamos catalogados y tenemos catalogados a los demás ya no tendremos que luchar con la incertidumbre, que como decíamos es poco tolerada por el ser humano. Ya sabemos lo que somos y lo que tenemos delante. Tensión eliminada.
2)      En muchas ocasiones nos ayudan a evitar o facilitar cosas. “Como yo soy así y los demás lo saben pues no tendré que hacer esto o lo otro; o como yo soy así alguien hará esto por mí”. “Como soy muy nervioso y mis compañeros de clase lo saben, ya harán ellos la presentación del trabajo por mí, porque si no todos tendremos mala nota”.

Con respecto a la dieta nos puede aparecer varias etiquetas sobre nosotros mismos que no nos favorecen para nada, como: “yo soy gordito” (¿no sería mejor “yo estoy gordito”?, “soy muy poco activo”, “soy indisciplinado para seguir una dieta”, “soy comilón”, “soy poco constante”, etc.

Para cada una de estas etiquetas que hemos puesto como ejemplo podríamos encontrar encrucijadas del tipo:

-Soy poco constante
-¿Por qué?
-Porque nunca termino nada de lo que empiezo.
-Y por qué haces eso, ¿por qué nunca terminas lo que empiezas?
-Porque no soy constante.

Ahí está servida la pescadilla que se muerde la cola.



¿Y qué podemos hacer?

1)      En primer lugar, tenemos que localizar las etiquetas que tenemos sobre nosotros mismos: vamos a repasar todas estas excusas que ponemos a la hora de explicarnos a nosotros mismos y explicar a los demás por qué no conseguimos hacer las dietas. A través de estas excusas podremos llegar al tipo de etiqueta que nos hemos (o nos han) colocado.
2)      Vamos a centrarnos en cada una de las etiquetas por separado, una por una.
a.       Por ejemplo “soy poco activo”. Podemos probar a salir una tarde a hacer un poco de deporte, si lo hacemos significará que no somos inactivos sino que estamos inactivos, que preferimos no hacer deporte pero que si lo proponemos, como cualquier cosa, podremos hacerlo.
b.      Podemos cambiar nuestro lenguaje, esto puede cambiar nuestra actitud: Cambiaremos el “soy poco activo” por el “era poco activo”.
c.       Podemos estar muy atentos a las excepciones a la etiqueta, así cuando nos descubramos haciendo algo contrario a la inactividad (por seguir el ejemplo) podremos tener algunas evidencias para combatir nuestra etiqueta. Esto deberíamos hacerlo de una manera muy activa, estar muy pendientes de “pillarnos” en esa excepción.
d.      Decide lanzando una moneda ser o no lo que dice tu etiqueta. Por ejemplo, lanza el próximo lunes la moneda. Si sale cara serás lo que dice la etiqueta, si sale cruz harás lo contrario. De esta forma descubrirás lo arbitrario que puede ser el valor de la etiqueta, puesto que si es algo tan voluble que puede ser modificado a placer pues entonces no será algo tan constitutivo de nosotros mismos como algo meramente accidental.
e.       Busca qué cosas evitas hacer gracias a cada una de tus etiquetas, y que cosas consigues gracias a las mismas. Una vez las tengas localizadas haz justo lo contrario. Si el ser olvidadizo hace que tu mujer sea siempre quien haga la compra tu etiqueta “olvidadizo” tenderá a acompañarte siempre. Proponte de vez en cuando ser tu quien hace la compra, de esta forma “ser olvidadizo” dejará de tener recompensa y dejará de tener fuerza para mantenerse como etiqueta en tu concepto de ti mismo.


Hay una infinidad más de cosas que se pueden hacer para ir eliminando nuestras etiquetas, las negativas claro.

Comienza a quitarte este peso y a tu dietista le costará poco trabajo hacer que la báscula deje de tratarte de usted y empiece a tutearte ;)