martes, 11 de marzo de 2014

DIETA Y EJERCICIO, UN BINOMIO EFICAZ.


AUTORA Raquel León || Nutricionista-Dietista


Para mantener un estado óptimo de salud sabemos que debemos seguir una dieta sana y equilibrada, practicar de forma regular ejercicio y tener hábitos saludables.

Cuando decidimos empezar a cuidar nuestra dieta, sobre todo si necesitamos controlar especialmente nuestro peso, y con ello mejorar nuestra salud, nos olvidamos muchas veces de la importancia de la práctica de ejercicio.

Con la práctica de ejercicio se favorece el desarrollo de la masa magra, es decir, del músculo, y esto es beneficioso, ya que a su vez disminuye la masa grasa, y aumenta nuestro ritmo metabólico. Esto quiere decir que cuando estemos en reposo nuestro cuerpo será capaz de consumir más energía.

Cuando hacemos ejercicio los hidratos de carbono que nuestro cuerpo es capaz de almacenar (en forma de glucógeno) disminuye, por lo que se usarán las reservas de grasa como energía. Mejora además la capacidad cardiovascular y la sensibilidad a la insulina.




Incluso mejora la sensación de bienestar en general, ya que se reduce la sensación de ansiedad y el estado anímico también sufre importantes mejorías. Si el tipo de ejercicio es de resistencia (correr, nadar, montar en bicicleta…) se relaciona con este tipo de efectos positivos, y hay que añadir el incremento de la masa ósea, muy importante en las mujeres.

La práctica de ejercicio de por si supone un aumento del gasto energético general, que añadido al que ya se reduce en una dieta controlada supone una ayuda extra a la pérdida de peso.

Hay ocasiones en las cuales la práctica de ejercicio no supone una pérdida de peso a corto plazo, como la que se aprecia con la dieta. Esto se debe a que si bien la masa grasa disminuye aumenta la magra, y ésta última es más densa que la grasa, por ello es posible no apreciar bajada de peso.

Pero si se sigue practicando ejercicio llega un punto en que la masa magra deja de desarrollarse en proporción a la disminución de la masa grasa, será cuando se note la reducción de peso. Hay que tener paciencia y tener en cuenta que hay que esforzarse y ser constante, que los resultados no por ser rápidos son los mejores.

Otra cuestión importante es que no es cierto se pueda eliminar grasa localizada practicando ejercicio. La grasa se pierde en las zonas donde más se acumula. Otra idea errónea es que practicar ejercicio aumenta el apetito.

Los beneficios del ejercicio se ven con la constancia, como se ha comentado anteriormente. Además, es más efectiva y menos lesiva la práctica regular y moderada de ejercicio, unos 30 minutos al día, o hacer ejercicio de una intensidad media durante una hora aproximadamente, al menos tres días a la semana.

Se pueden practicar diversos tipos de ejercicios, solos o en grupo, al aire libre o en instalaciones cerradas, pero lo sea cual sea la actividad física que se realice bebe ser agradable, accesible económicamente, que se pueda realizar en un lugar cercano a nuestra casa o trabajo, que no nos obliguen a desplazarnos en exceso, y debe ser una actividad física fácil de realizar.




Añadiremos otra nota positiva y es que se ha estudiado que la práctica de ejercicio tras alcanzar la bajada de peso ayuda a no recuperarlo.

Ya no hay excusas para no ponerse en marcha. Cualquier excusa es buena para empezar, por ejemplo, que el buen tiempo ya está aquí, ¿a quién no le apetece salir a dar un paseo o a dar una vuelta en bici?




Fuentes consultadas:

Nutrición y dietoterapia de, Krause
L. Kathleen Mahan
Sylvia Escott- Stump

Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud. 
OMS