martes, 24 de septiembre de 2019

Tengo colon irritable: ¿qué hago?


Esta entrevista se la hicimos a un chico que acudió a la consulta después de que su médico, con varias pruebas por el camino, le diagnosticase colon irritable. Venía con el ánimo muy bajo, pues había perdido bastante peso en ese tiempo, la mayor parte de los días sentía dolores, hinchazón y sufría diarrea, y ya no sabía qué hacer, qué comer o qué no. 

Estos casos son complicados para el profesional, pues cada persona es un mundo: cada alimento puede sentarle diferente a la persona que lo tome, así que acordamos comenzar con una dieta básica para el colon irritable. Después pasamos por varias semanas de dieta baja en FODPAMs (pronto os hablaremos de ella) y por último comenzamos a reintroducir la mayoría de alimentos, dándole prioridad a los prebióticos.

Os dejamos con él para que os cuente cómo fue todo: 



Cuéntanos qué enfermedad te diagnosticó tu médico. 
Hasta ese momento, ¿qué síntomas habías tenido y cómo te encontrabas? 
La enfermedad que me diagnosticó fue Colon Irritable o lo que es lo mismo, Síndrome de Intestino Irritable. Los síntomas eran: dolor de estómago y de intestino, diarrea, cólicos, gases, hinchazón, malestar general, ardor, náuseas e incluso dolor de cabeza. Todos los días eran iguales, siempre estaba malo y me encontraba fatal, sin fuerzas ni ganas de hacer nada. 



¿Cuánto tiempo pasaste así y qué te pasaba por la cabeza? 
Todo empezó en el año 2011. Al principio pensaba que era por los nervios de ir al instituto y el estrés de los exámenes porque los fines de semana y en vacaciones estaba perfectamente. Luego empezó a afectarme a diario, sobre todo por las mañanas después de desayunar, y mi medico me sometió a la prueba de intolerancia a la lactosa. Salió positiva así que empecé a tomar todo sin lactosa, pero tan pronto mejoré... volví a empeorar. Mi médico no sabía que decirme así que comencé a buscar por internet y es cuando descubrí el Colón Irritable. A raíz de esta búsqueda, durante dos años, comencé a quitar alimentos de mi dieta hasta prácticamente comer cuatro cosas porque notaba que todo lo demás me sentaba mal. 

La verdad es que no veía ninguna salida porque cada vez me notaba peor y, psicológicamente me estaba destrozando. Me daba miedo salir de fiesta con los amigos y encontrarme mal. Me daba miedo asistir al instituto porque todos los días tenía diarrea y me dolía un montón la tripa. Encima me notaba cansado porque apenas comía y cuando comía lo hacía de una manera muy desequilibrada. 

Al final se convierte en un problema que te afecta tanto a nivel social como privado porque la relación con la familia no es igual: cambios en las comidas, discusiones, malas contestaciones… Encima en mi caso me encontraba bastante solo ya que mis padres me decían que todo eran cosas mías, que era por los nervios, que me lo inventaba. 


Un día decidiste buscar ayuda profesional para mejorar tu situación, ¿qué te empujó a ello? ¿Tenías miedos? 
Tenía muchísimo miedo porque aunque me hicieron pruebas (colonoscopia, gastroscopia…) y me diagnosticaron esta enfermedad, ningún médico supo darme ningún tipo de ayuda. Simplemente me decían que fuese probando alimentos, que viera yo mismo lo que me sentaba bien o mal, pero yo no sabía cocinar y comía lo que me ponían mis padres así que era una tarea bastante difícil. Fue entonces cuando una amiga me recomendó ir a un nutricionista porque tenía una compañera con un problema parecido al mío y a ella le iba bastante bien. Así que me decidí y me puse a buscar por internet consultas en Salamanca. Fue entonces cuando descubrí Alea Consulta Dietética, me sonaba de algo y decidí meterme en su página web para echar una hojeada. Atendían a un montón de pacientes con diversos problemas y entre ellos estaba el mío así que cogí el móvil y les llamé. 


Durante este tiempo que nos conocemos, en una situación como la tuya, son casi inevitables los altibajos físicos, ¿cómo has afrontado las malas rachas? En tu caso, ¿a qué se debían y cómo te encontrabas? ¿Pensabas en tirar la toalla? 
Las malas rachas están ahí siempre, hagas lo que hagas porque por mucho que te cuides siempre puedes tener algún descuido y alguna comida o alguna cena con familiares y amigos en la que comas algo que no debes, o incluso porque coges algún resfriado o alguna gripe. 

Esos momentos son los más duros porque después de lo que has trabajado y te has esforzado de repente te vuelves a encontrar mal. Y en la mayoría de los casos no es un día o dos, sino varios en los que piensas mucho en tirar la toalla. Yo en muchas ocasiones he querido echar todo por la borda y comerme cualquier cosa que me apeteciera, de todas formas, iba a estar mal de todos modos. Aún a día de hoy me cuesta controlarme en esos momentos, pero siempre pienso que podría ser peor, que si no sigo la dieta pautada y no busco alguna solución al problema de nada me sirve andar quejándome y no voy a conseguir nada más que encontrarme aún peor. 

Sobre todo me ayuda muchísimo el ejercicio físico porque me despeja la mente y me hace olvidarme, aunque sea por un tiempo limitado, del dolor y el malestar que pueda tener. En esos días se hace muy duro ir a entrenar o incluso dar un paseo, pero la sensación de bienestar que te queda después para mi es lo mejor. Es como una medicina para esta enfermedad, de verdad, por mucho que cueste hay que hacerlo porque luego te encontrarás mucho mejor. 

Lo más importante en mi caso es evitar hablar demasiado con otras personas porque en esos días, con el dolor y el malestar, te cambia mucho el ánimo y estás más enfadado e irritado y cualquier cosa se puede convertir en una discusión. 


¿Cómo te ves dentro de un año? ¿Y dentro de cinco? :) 
(Con esa fortaleza que forma parte de ti lo mismo que tu pies, ¡¡nosotros te vemos estupendamente!!) 
Dentro de un año me veo genial porque ahora mismo estoy en un momento en el que casi casi sé ya los alimentos que me sientan bien y los que me sientan mal. Cada vez estoy mejor durante mas tiempo seguido y ya son pocos los días que me encuentro mal. 

Dentro de cinco años estoy seguro de que llevaré una vida completamente normal y tendré muy claro qué puedo y qué no puedo comer. Las comidas y cenas con familiares y amigos no serán un problema y me encontraré mucho mejor. Además espero viajar todo lo que pueda para aprovechar todos los días que he perdido durante estos años atrás.



A día de hoy este chico mantiene un muy buen nivel de actividad física, su IMC mejoró con respecto a su situación inicial, ganó masa muscular y lo más importante: la mayoría de días su estado es normal y puede disfrutar de una amplia variedad de alimentos. 





martes, 17 de septiembre de 2019

Crema de pepino



¡Muy buenos días, queridos lectores! 

Hoy os traemos una receta necesaria en esta época en la que las huertas están a rebosar de hortalizas y verduras. Y es que hace unas semanas tuvimos la gran suerte de coincidir con unos familiares muy queridos que nos regalaron kilos y kilos de verduras y hortalizas frescas cultivadas con mucho cariño.

Aprovechando los días templados de los que aún disfrutamos hoy os mostramos cómo aprovechar los riquísimos pepinos que podéis encontrar en fruterías, mercados y sección de verduras de los supermercados. ¡Vamos a por ella!


Antes de comenzar con la explicación, os comentamos un par de detalles: el pepino es una de las hortalizas más ligeras que la naturaleza nos proporciona. Su gran contenido en agua y fibra lo convierten en un acompañamiento ideal si algún día tenemos la sensación de necesitar más alimentos. Posee un carácter diurético muy marcado, así que os notáis algo más hinchadas, probad esta receta y notaréis la diferencia :)

Ingredientes para el acompañamiento de una comida o de una cena:

Ingredientes Plan 1Plan 2Plan 3Plan 4
Pepino180 g200 g240 g280 g
Yogur desnatado1/21/211
Cebolla o cebolleta10 g10 g15 g15 g
Ajo1 pizquita1 pizquita1 pizquita1 pizquita
Aceite de oliva virgen extra1 cuch. de postre1 cuch. de postre1 cuch. de postre1 cuch. de postre


Elaboración:

1. Lava muy bien el pepino y sécalo. Pélalo (yo usé un pelador de patatas y así aprovecho lo máximo posible de la pieza) y pártelo en daditos.

2. Pon los daditos en un vaso de batidora, añade el yogur, la cebolla y el ajo a tu gusto. Añade un poquito de sal. Pásalo por la batidora un par de minutos, hasta que notes una crema muy, muy fina.

3. Déjalo enfriar un rato (unos 15 minutos bastará, tiempo que puedes aprovechar para preparar el resto de tu comida o cena). A la hora de servirlo esparce por encima el aceite de oliva virgen extra indicado y un poquito de menta picada (si no la tienes a mano, puedes usar perejil).







miércoles, 11 de septiembre de 2019

Qué tomar de postre si estoy a dieta



¡Muy buenas tardes, queridos lectores!

El artículo de hoy nace con la buena intención de ayudaros a sentir este periodo de vuestras vidas (este en el que estáis a dieta para perder unos kilos), como algo agradable, sencillo y lo más importante: que veáis que estar a dieta con nosotros no es solo hacer un régimen durante unas cuantas semanas. Se trata de aprender a comer mejor, porque solo así podréis mantener los buenos hábitos que conseguirán dos cosas:
  1. Que no volváis a engordar
  2. Que vuestro estado de salud sea el mejor posible. 
Una de las preocupaciones que les surgen a muchas personas que se ponen a dieta es si podrán tomar postre tras las comidas y las cenas.
Pues bien: tomar un postre saludable es una costumbre excelente que uno debería mantener desde que se aprende a comer de pequeñines, hasta que seamos unos abuelillos.

Con el postre terminamos la comida principal y mentalmente es una manera de frenarnos en caso de que queramos repetir y no sea necesario.
Tomar el postre y cambiar el sabor del alimento anterior es una barrera estupenda, una meta ideal para el final de la comida o de la cena.


¿Cuáles son los mejores postres?
Los dividiría en 4 opciones. Lo ideal sería irlas variando entre la comida y la cena y los días de la semana para no repetir siempre lo mismo y para, de esa forma, disfrutar de la mayoría de nutrientes que esos alimentos nos ofrecen.

  • 1ª opción: Fruta fresca, de temporada y entera. Sí, porque es más barata, está más buena y es imprescindible para mantener un estado de salud óptimo. Además, si eres golos@, será una forma ideal de darle el toque dulce a la comida o la cena. 
  • 2ª opción: Una ración de frutos secos al natural. 15-20 g sería lo apropiado. Más, desgraciadamente, es un exceso. 
  • 3ª opción: Un lácteo, ya sea un yogur, una ración de queso o un vaso de leche (que se puede acompañar con café, té, EKO...etc).
  • 4ª opción: Una ración de bebida vegetal o yogur vegetal, como por ejemplo: leche de soja o yogur de almendras. 

¿Y qué hay de los postres especiales?
Me refiero a helados, una ración de bollería, pasteles, galletas, postres lácteos especiales...etc. 
A este tipo de postres les faltan muchos nutrientes importantes y encima aportan muchas grasas y azúcares, y por tanto calorías en exceso. Es por ello que su consumo debe ser muy puntual en nuestra alimentación. 
No quiere decir que no podamos tomarlos nunca jamás de los jamases. 
Quiere decir que debemos ser conscientes de sus no-beneficios para nuestro bienestar.

Veamos un ejemplo
  • Una ración de fruta aportará unas 100 calorías. Al comerla, tomaremos fibra que nos protege contra el cáncer de intestino, azúcares que nos dan energía y un gustito rápido y sano. Tardaremos unos cuantos minutos en tomarla, 5-10 más o menos.
  • Sin embargo, un croissant, pongamos de ejemplo, aportará unas 450 calorías y una cantidad de grasas saturadas que excede a las que necesitamos en dos días completos. Para colmo, no solemos tardar 8 minutos en tomar una pieza de bollería: suele ser caer en nuestras manos, y devorarla. Tras el último bocado nos queda la sensación de ¿ya está? Jolín, me comería otro... (Y a veces cae. 900 calorías de golpe... y grasas saturadas que solo aumentarán nuestro colesterol haciendo de nuestro corazón un órgano más enfermo). 



Si te ha gustado este artículo, compártelo :) Será una manera estupenda de ayudarnos a extender los buenos hábitos entre la población. 


martes, 3 de septiembre de 2019

Hola, nuevo curso :)



¡Queridos lectores! Bienvenidos al nuevo curso :) 
Después de un verano en el que no hemos parado, regresamos a nuestra rutina de siempre. Y... ¡se agradece! ¿No os parece que es más fácil llevar una vida más sana cuando gozamos de tranquilidad? 

Este curso tenemos por delante muchas cosas bonitas e interesantes que contaros, hemos preparado unas recetas que quitan el hipo para las próximas semanas y trataremos temas muy chulos, estos son algunos ejemplos:

  • Cómo mejorar la salud de nuestro corazón. 
  • Cómo manejar las emociones cuando tenemos mucho estrés y nos da por comer. 
  • Hablaremos de postres saludables y riquísimos.
  • Y tres personas (más majas que las pesetas) nos contarán de primera mano cómo ha sido su paso por ALEA...etc. 
Como veis, tenemos de todo para este curso :)


Un pequeño cambio es que a partir de este mes publicaremos un artículo o receta por semana en lugar de dos, y es que ¡nos falta el tiempo! Gracias al boca a boca de nuestros pacientes nuestro volumen de trabajo es tal que debemos repartir las fuerzas y los tiempos, así que prometemos escribir artículos de calidad y recetas alucinantes, pero con un ritmo algo menor que hasta ahora. ¡Es que son casi 13 años dándolo todo! Así que echaremos el freno un poquito, solo un poquito. 


Para empezar con alegría, qué os parece si nos contáis qué es lo que más os ha costado de llevar durante el verano. ¿Tomar helados? ¿Hacer barbacoas? ¿Llevar la cuenta de los refrescos tomados? ¿Mantener el control en el buffet del hotel...? ¡Contadnos! 
Yo os contaré lo que más cuesta arriba se me ha hecho a mí estos últimos días...: Parar de comer unas aceitunas riquísimas que me regalaron hace unas semanas... ¡uff qué vicio y qué buenas estaban!



Mi equipo de Nutricionistas y yo podemos ayudarte en ALEA.