martes, 21 de mayo de 2013

Dieta en la menopausia







AUTORA María del Carmen Prieto del Río

Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos. 


La menopausia es un periodo durante el cual las hormonas femeninas disminuyen con rapidez hasta llegar casi a cero, esto supone una serie de cambios fisiológicos por la falta de estrógenos que dan lugar a estados de ansiedad, sofocos, irritabilidad, etc.


Es una etapa de mayor vulnerabilidad para la mujer, por ello para mantener una buena calidad de vida es necesaria una atención ginecológica, endocrina y nutricional individualizada. En la mayoría de las mujeres la menopausia aparece entre los 48 y los 55 años.


Síntomas

Supone un cambio corporal debido a un aumento de la masa grasa y una disminución de la masa muscular, produciéndose una reducción de las necesidades energéticas dando lugar a un aumento de peso con una alteración en la distribución de la grasa corporal que suele acumularse en el tronco.

Pueden aparecer las alteraciones neurovegetativas o``sofocos´´.

Se producen alteraciones psicológicas como nerviosismo irritabilidad, ansiedad y alteraciones del sueño.

Por la disminución de los estrógenos aumenta el riesgo de padecer la enfermedad cardiovascular ya que estos tienen un efecto protector.

También se pierde masa ósea, los huesos se descalcifican y aparece la osteoporosis, aumentando la incidencia de fracturas. Alrededor de los 25 años se alcanza la máxima densidad ósea y a partir de este momento se empieza a perder calcio, cuanta más densidad se haya podido conseguir, se perderá menos calcio, por eso es muy importante prevenir la osteoporosis desde la niñez.

Además se ha visto que con la aparición de la menopausia hay un incremento de arteriosclerosis, con un aumento de alguno de los factores de riesgo como la diabetes, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, etc.

Por tanto es de gran importancia cuidar la alimentación en esta etapa, aunque sus síntomas no se pueden evitar, si se pueden reducir sus efectos negativos si llevamos una alimentación equilibrada a lo largo de la vida acompañada de ejercicio físico.


Influencia de la alimentación

Entre los factores nutricionales el más importante es la ingesta de calcio; hay que tener en cuenta que sólo el 20% de las mujeres en edad de menopausia realizan una ingesta de calcio superior a 900mg/día.

Las deficiencias de fósforo, magnesio, vitamina K, vitamina C, cobre y zinc y maganeso favorecen el desarrollo de la osteoporosis.

Para el tratamiento de la menopausia se utiliza principalmente la suplementación con hormonas sexuales, aunque depende de los síntomas que presente cada persona.

Actualmente se ha descubierto que determinados componentes de alimentos vegetales tienen una función parecida a los estrógenos como son los fitoestrógenos. Las más comunes son las isoflavonas de la soja, que mejoran el perfil lipídico, disminuyendo el colesterol plasmático, además tendremos esa función protectora.


Recomendaciones nutricionales

  • Aumentar la actividad física, ayuda a la fijación del calcio. Se recomienda caminar 30 minutos tres días a la semana.
  • Tomar el sol, durante un tiempo moderado, hace que sinteticemos la vitamina D y fija el calcio en los huesos, además la vitamina D aumenta la absorción intestinal de calcio y de fósforo, favoreciendo la mineralización.
  • Tener una ingesta calórica adecuada.
  • Disminuir el consumo de grasa saturada, para prevenir las enfermedades cardio vasculares y de azúcares sencillos.
  • Tener una alimentación rica en Calcio, vitamina D, vitamina K y magnesio.
  • Consumir alimentos ricos en fibra como verduras y fruta, tienen muchos antioxidantes y previenen la obesidad y sobrepeso.
  • Aumentar el consumo de pescado y disminuir el de carne.
  • Evitar dietas hiperproteicas que disminuyen la absorción de calcio.
  • No fumar ni beber alcohol ya que favorecen la descalcificación ósea.
  • Tener una buena hidratación.

En resumen las complicaciones que se producen en esta etapa fisiológica, no siempre se pueden evitar, por ello la mejor prevención es una alimentación equilibrada durante toda la vida.



Bibliografía

1. Clotilde V, Ana I de Cos, Consuelo L. Alimentación y Nutrición. Manual teórico práctico. Díaz de Santos. Madrid-Buenos Aires. 2005

2. Pilar C, Jaume C, Rita R. Alimentación y Dietoterapia. McGraw-Hill. Madrid 2004